Wednesday, August 23, 2006

La improvisacion

Dividimos el proceso creativo en dos: Aquel por el que la composición es un proceso intelectual donde el creador se enfrenta a la partitura en blanco y la va rellenando y otro por el que el creador y el intérprete se fusionan en un único sujeto que “improvisa” la composición mientras la interpreta.

El valor de la improvisación radica en haber cuestionado la autoría de la música y en haber redefinido la obra musical. El intérprete que improvisa crea la música en el mismo momento que la interpreta. Además la obra es efímera. La improvisación no se escribe sobre papel.

El músico que improvisa debe tener presente las escalas y los acordes sobre los que basa su improvisación. Estos elementos son sus puntos de apoyo, pero no son la base de su arte. Las escalas y los acordes serán la guía sobre la que el músico se mueve. Cuanto más interiorizados estén estos elementos más seguro avanzará.

El verdadero valor de la improvisación está en el “gesto” musical del intérprete. Su forma de ligar las notas, de atacarlas, frasearlas, soplar, pulsar se convierten en los elementos fundamentales de su música. La delicadeza es fundamental. El gesto del músico se convierte en elegancia. El improvisador es un escultor de lo efímero. El valor que aporta es dar valor al instante. Su gesto… El improvisador es un formador de círculos de humo, bellas formas que desaparecen al instante.

La técnica es fundamental. Tan fundamental para el músico es conocerla como no mostrarla, ya que corre el peligro de convertir la música en un espectáculo de circo. El improvisador no es un malabarista, es un artista.

Recorre las escalas formando formas melódicas al azar. Da pequeños saltos, giros, pasos… Construye armonías moldeando los acordes del tema…

El improvisador se vale de: Su técnica instrumental (Gracias a ella define su gesto, dinámica, ataque, timbre). Utiliza escalas y acordes que le sirven de guía. El ritmo es el vehículo que conduce.

El improvisador es un loco que subido a un vehículo recorre los temas musicales valiéndose de las escalas y los acordes. Es un loco porque gesticula subido a su vehículo, gritando o susurrando escalas y acordes. Los demás le observamos fascinados.