Monday, July 30, 2007

Analogías

Do es blanco.

Si bemol es un tobogán.

Re azul.
El clarinete es rojo, aterciopelado y, sobre todo, redondo.
Las cuerdas pardas.
La flauta, blanco.
Los metales dorados.

Mi amarillo.
Do sostenido, una arista.
La septima mayor la nostalgia y la septima menor, la diversión.

Fa rojo.
La escala mayor es un friso griego.
La escala menor es una miniatura renacentista.
La escala lidia es como el infinito... OO

Sol verde.
Las progresiones melódicas de escala son un paseo. ¿Por qué dar saltos cuando se puede ir caminando tranquilamente?

La marrón.
Una nota pedal es una agradable tarde de verano en el campo con los amigos. No quieres que se acabe, y cuando termina todo el mundo se mueve y se marcha...

El xilófono, setas.
Si naranja, claro, por supuesto.
La sinfonía es una novela. ¡¡Ufff, que tocho!!

Chopin era pastelero.
Y Debussy, jardinero.

Y yo, aquí me quedo.

Monday, July 23, 2007

MAHAGONNY EN EL MATADERO

ASCENSO Y CAIDA DE LA CIUDAD DE MAHAGONNY. Texto: B. Brecht, Música: Kurt Weill. Matadero, Naves del español.

¡Espanto!, ¡Horror!, ¡Infame! eran algunos de los calificativos que el público oyó al salir de la función. Calificativos, estos, que se atribuían al texto y a la interpretación de la ópera, pero el público tenía interés en ver el montaje para escuchar la partitura de Kurt Weill. Antes de eso podemos decir que la función resultó ser en muchos aspectos un espectáculo fascinante, de generosos aspectos visuales y una puesta en escena espectacular, pero que tuvo graves defectos en la interpretación de la partitura de Weill lo que, a juzgar por el público, arruinó estos esfuerzos.

La música de esta ópera causó una extraña impresión en el auditorio que tuvo que hacer el intento de escuchar sin caer en la tentación de compararla a los espectáculos musicales tan de moda ultimamente. No, Mahagonny no es un musical y los retazos de talento que escondía la interpretación (en algunas ocasiones muy profundamente, de ahí el despiste...) así lo confirman. No hay voluntad de crear un conjunto de canciones de tres horas de duración a cual más llamativa, sino que la partitura da un sentido integral a la música y utiliza elementos "modernos" como musicas de cabaret o canciones populares que funcionan como citas casi irónicas. Este es uno de los puntos débiles del montaje del Matadero que no ha sabido entender que se trata de una ópera cuyas canciones están tratadas de esta manera y no de manera directa. La cantante lírica canta con su voz engolada una maravillosa tonada en inglés macarrónico y, así, el aria cobra una fuerza inusitada, pero en esta función algunos intérpretes están más cerca del musical lo que arruina este tipo de sutilezas.

El reciclaje de los "Juegos de canciones de Mahagonny" (1927), compuesto dos años antes de la ópera permiten a Weill reelaborar estos temas dotándolos de armonías explicitamente tonales creando una especie de lenguaje original. El público queda sorprendido ante unos acompañamientos fáciles de entender junto a melodías difíciles de retener.

No hay un atisbo de mal gusto en toda la partitura (leemos en algún lugar sobre la "falta de banalidad" de la partitura de Weill) y esto se convierte en una de los principales características de la partitura, pero como la ausencia de algo no asegura la presencia de su contrario salimos de la función pensando que no había ningún momento de esplendor en la partitura..., hasta que escuchamos una versión correcta.


En este enlace se pueden escuchar (con cierta falta de calidad) algunos fragmentos de la ópera que ilustran lo escrito.

Enlace Mahagonny

P.D. Hay que hacer mención a la espantosa guitarra MIDI que se pudo escuchar en algunos acompañamientos junto a la reducida orquesta sinfónica. ¿Porqué este tipo de chapuzas entre tanto derroche de medios?

Saturday, July 14, 2007

Friday, July 06, 2007

La reacción a la máquina

Nadie duda que, en la actualidad, la informática es el mejor aliado del músico. Las posibilidades que otorga son tan grandes que hasta el músico más alejado de la tecnología se siente diabólicamente atraido hacia las infinitos recursos que estas máquinas proporcionan. Es, en estos momentos, el instrumento más importante para el músico. No solo a nivel creativo, sino a niveles más prácticos como la edición de partituras, grabación de formatos, etc...

Ante esta omnipresencia de lo tecnológico como algo vivo, como algo abierto, como algo en continuo movimiento, el músico ya no solo se preocupa de la música sino que tiene que convertirse en una especie de ingeniero, mejor dicho, de guerrero donde la tecnología pasa de ser su mejor aliado a, en ocasiones, convertirse en su mayor enemigo. Así todos los compositores han tenido que luchar contra la maraña de cables desperdigados por el estudio, ante el software que no conecta los diferentes dispositivos, ante los sistemas anticopia del último programa... y mil cosas más.

Este panorama tiene su consecuencia lógica: Reaccionar contra la máquina. Lo "vivo" se convierte en una inquietud constante para el músico que solo se resuelve... apagando. "Turn off" o "Shut down" pasan a ser palabras mágicas que dan paso al estado de quietud física necesaria para empezar a componer. El piano resurge como un coloso más allá del bien y del mal. Si suena, suena y si no... que lo arreglen... No perderemos el tiempo.

El músico se relame en ese estado reaccionario tan placentero donde la tentación tecnológica es despreciada con el mayor desprecio posible. Que me das problemas... pues "Shut down". Que no te entiendo... pues "Turn off". Pasamos de lo diabólico a lo celestial. ¡Viva el piano!

Bueno, esta experiencia solo es posible si dentro del espíritu luciferino, vanguardista e innovador todavía tenemos la esperanza de que haya un pequeño rincón celestial donde lo conservador esté salvaguardado. Recuerda amigo: Si cada vez que apagues la máquina un extraño placer te recorre el cuerpo, es que tu pequeño ángel reaccionario está cantando alguna oración... "Shhhuuuut dooooown"

CDMC 06/07. AUDITORIO 400. 18 de junio. MONOGRAFICO PILAR JURADO.

Temporada del CDMC 2006/07. 18 de junio de 2007. 19:30. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Auditorio 400. Monográfico Pilar Jurado. Berliner Solisten. Kammerensemblemodern der Deutsche Oper Berlin. Director: Martín Baeza. Solista: Pilar Jurado, soprano.


Obras:
-Los silencios de la luna
-Vértigo.
-Ámbar en tiza.
-Kammermusik nº 4
-Tentaciones de cristal

El concierto está dedicado integramente a la obra de Pilar Jurado, una interesante figura que es protagonista de la escena musical española. A la faceta de cantante y directora se une la de compositora. Todo esto combinado con una atractiva presencia escénica provoca un interés por parte del público que casi llena el Auditorio 400. (¡Por fin algunas colas en estos conciertos!).

La música de Pilar Jurado se mueve con extraordinaria solvencia en el terreno de lo delicado y lo suave, como en el fantástico principio de Los silencios de la Luna y de Kammermusik nº 4. Hay momentos en que la música es apenas inaudible y esto genera unas extrañas espectativas en el público. Las composiciones, en general, están plagadas de recursos tímbricos, percusiones, trémolos, trinos, todos ellos técnicas de actualidad. Algunos de estos recursos están sobreutilizados. La musica parece más dedicada a parecer bonita que a parecer interesante. El curioso principio de Vértigo, donde un unisono del conjunto es descompuesto gracias a un exagerado vibrato es literalmente reutilizado en Ámbar en tiza (Cuarteto de cuerda... con director) haciendo dudar de la conveniencia de incluir dos obras seguidas que utilizan los mismos materiales.

Todas las piezas, excepto el cuarteto de cuerda, cuantan con la presencia de la Jurado como solista. (...He de corregir este último comentario diciendo que la memoria ha jugado una mala pasada. La presencia de la solista fue magnificada con el paso de los días y, así se ha asignado la voz de la solista a piezas que en las que, en realidad, no estaba presente...) En algunas ocasiones la voz soprano deja de cantar para declamar algunos versos acercándose más a lo teatral que a lo musical. La sonrisa de la cantante en medio de los esfuerzos vocales da confianza al público que escucha relajado el concierto.

La compositora parece preocupada de dotar de algún tinte autóctono a su música como cuando incluye algunos jirones melódicos de claro sabor árabe o flamenco en Los silencios de la luna. (P.J. nos aclara que se trata de una
nana sefardí) Estas citas están utilizadas con una elegante distancia pues la música escuchada es claramente contemporanea. No bascula en ningún momento hacia lo popular o lo folclórico sino que está claramente dentro de los margenes de lo "culto".

Aplaudimos el "speech" final de la protagonista pensando que este tipo de personajes deberían ser grandes estrellas del mundo cultural, pero...

P.D. Se acabaron los conciertos del CDMC por esta temporada. Esperemos que la próxima sigan siendo tan interesantes...

Sunday, July 01, 2007

MAESTROS & DISCIPULOS. RESIDENCIA DE ESTUDIANTES. 15 de junio de 2007. Obras de Poulenc, Rueda y Mateo.

Ciclo de Conciertos "Estrenos en la Residencia". 14 de Junio de 2007. 19:30. Residencia de Estudiantes. Obras de Francis poulenc, Jesús Rueda y Luis Mateo.


Obras:
-Poulenc. Sonata para flauta y piano. 1956.
-Jesús Rueda. Interludios. Selección.
-Luis Mateo. Sexteto con piano. 2007
-Jesús Rueda. Sonata "Ketjat"
-Francis Poulenc. Sexteto con piano. 1932-1939.


Jesús Rueda

"Ustides puedin apagar sus tilifonos...gracieis". El acento le delata. Es Ananda Sukarlan, el pianista indonesio afincado en España, el de los vestidos exóticos. Esta vez nos presenta tres de los veinticuatro Interludios para piano de Jesús Rueda. El primero, titulado Dibujo, se trata de una cortísima y bonita pieza . El segundo adios presenta en su comienzo una serie de sonidos cuyas resonancias producen unas armonías bellísimas. por último escuchamos Chopin, una especie de divertimento donde el compositor simula tocar una pieza de jazz. Está muy bien. El piano pasa por todos los registros para acabar en un fantástico y forttissimo grave.

El Sexteto para piano de Luis Mateo comienza con unos cluster de piano que los vientos van a ir tratando de desgranar. Esta parece la tónica de la partitura hasta que todo el conjunto ejecuta un acorde. Pasamos a escuchar un pasaje de acordes-timbre y, ahora, la impresión es que no se quiere desgranar esos cluster, sino confirmarlos. Mientras el pianista produce extraños sonidos rasgando con las manos las cuerdas del instrumento, no podemos dejar de pensar que esta música se ha convertido en un momento pre-musical. El conjunto está afinando... Efectivamente hay algo "extramusical" en la partitura. No parece un conjunto de músicos tocando, sino un grupo de personas discutiendo. Se oye una sirena, ¡Ah! no..., es el clarinete. El público llega a la conclusión de que se trata de una propuesta inasumible, explicitamente desagradable (las notas al programa del propio compositor lo confirman) por lo que, esta vez, los aplausos son mera cortesía.

La sonata Ketjaj es una pieza para piano de escritura clara, aunque no se perciba un tema claro. Se puede decir que las notas están organizadas, que conforman una cierta simetría donde cabe, también, el lirismo. Desde el principio el pianista nos sumerge en un torrente alocado de notas. La partitura es de una gran dificultad técnica y Sukarlan hace rugir al piano como si fuera un león.