Sunday, September 24, 2006

Un combate desigual

La mitología musical moderna ha intentado confrontar a dos gigantes de la música como si fueran dos púgiles. Pero este combate, tan intelectualmente atractivo, no se dio en todo su esplendor y además, si se hubiera dado, hubiera sido un combate desigual. Se trata de la confrontación de los estilos musicales de Arnold Schoenberg e Igor Stravinsky.

Las relaciones entre los dos compositores se pueden calificar de desinterés mutuo. Sin duda conocían la obra del otro, pero sus planteamientos eran tan dispares que se contemplaban con frialdad y distancia. Llegaron a vivir en Los Ángeles durante el mismo periodo de tiempo y, sin embargo, no se llegaron a encontrar nunca. Y no eran dos compositores
solitarios o bohemios, se trataba de dos hombres de mundo que habían tratado con todos los compositores importantes de su época y no escatimaban esfuerzos en relacionarse y colaborar con todo tipo de artistas (Stravinsky y Cocteau, Schoenberg y Kandinsky por citar ejemplos de colaboraciones fructiferas y muy conocidas). Así que esta especie de "mirar hacia otro lado" puede ser la característica principal de este combate. El combate consistió en que no hubo combate. Polemizaron poco y, de vez en cuando, hablaban el uno del otro con un respeto extraño y lejano.

Podemos atisbar alguna razón de esta falta de lucha entre dos personajes que, en principio, parecían destinados a polemizar. Ambos se sabían muy superiores al otro en la parte de la música que dominaban. El vienés ha sido la mayor consciencia musical de todos los tiempos. El ruso representa al músico total que intenta dominar todos los estilos para transformarlos. Ambos cambiaron la historia de la música. El primero quiso cambiar los fundamentos y el segundo quiso reveinventar todos los estilos.

No se les puede llamar músicos revolucionarios pues sus miradas hacia el pasado son constantes, pero su preocupación por la creación de la nueva música es una de sus características principales. Schoenberg se vuelve hacia la esencia del sonido para buscar respuestas a estas inquietudes. Crea un nuevo método de composición en base a su reflexión personal sin hacer demasiado caso a cualquier argumento historicista. Con Schoenberg, la teoría musical se reinventa. Stravinsky, más preocupado por los problemas estéticos que el austriaco tanto despreciaba, juega con los estilos. No le importan tanto los números como los sonidos en si. Salta de un lenguaje posromántico de sus primeras obras a las devastadoras sensaciones de "La consagración de la primavera". Lejos de anquilosarse en este nuevo lenguaje, vuelve continuamente hacia formas y estéticas convencionales a las que añade su personal estilo. Así construye una de las obras más gigantescas de toda la música, convirtiéndose casi con certeza en el compositor de referencia del S. XX.

Schoenberg escribió unos versos satíricos en los que se burlaba de los "atajos" que tomaba Stravinsky para llegar a la modernidad, llamándole "Modernsky". Esto no gustó al ruso que, tiempo despúes a la pregunta sobre la opinión que tenía del serialismo responde que se siente más cómodo con el número 7 que con el 12. En la última étapa de su vida Stravinsky compuso algunas obras utilizando (siempre bajo su personal estilo) la escala dodecafónica.

"...Cualquiera que sea la opinión que se tenga de la música de Arnold Schoenberg -para citar el ejemplo de un compositor que evoluciona sobre un plan esencialmente distinto del mío, tanto por la estética como por la técnica- cuyas obras han producido a menudo violentas reacciones o sonrisas irónicas es imposible que un espíritu honrado y provisto de una verdadera cultura musical deje de notar que el autor de Pierrot Lunaire es cabalmente consciente de lo que hace y que no engaña a nadie. Ha creado el sistema musical que le convenía, y en ese sistema es perfectamente lógico consigo mismo y perfectamente coherente..." Stravinsky. Poética musical. 1942.

Thursday, September 14, 2006

La música religiosa medieval

Las formas estéticas hacen que las músicas sean reconocibles en un tiempo y en un lugar.

La música religiosa medieval es un misterio estético. Su simplicidad de medios, un coro de voces, hace que la elaboración musical sea muy grande. Por un lado esta música es muy sencilla y por otro es muy refinada.

La finalidad de la música religiosa del medioevo es transmitir el mensaje religioso cristiano. Para ello se vale de la forma definida de la misa cristiana. Su mensaje es cantado en Latín. El exceso polifónico tiene como consecuencia el hecho de que la palabra pierde protagonismo en favor de la polifonía. El mensaje religioso se transmite, pues, de manera indirecta ya que, al hecho de la cada vez más dificil comprensión del Latín, se une la pérdida de protagonismo de la palabra en favor de la música.

Sin embargo la sensación que nos transmite esta música polifónicamente compleja es que se trata de una música muy "armoniosa". Esta palabra puede llevar a cierto engaño, ya que la Armonía todavía se encuentra en un estadio muy primitivo. Los acordes se suceden sin un objetivo muy claro. La tonalidad no se afirma contraponiendo disonancias sino que podríamos decir que toda la música es una tónica ampliada. No hay conflictos armónicos. Esto hace que estas músicas tengan un efecto "narcotizante". Todo fluye sin cambiar. La polifonía es constante pero no hay conflicto. La tonalidad se congela y se llega a una especie de paraiso armónico del que no se quiere salir. Esta música ayudada por la indudable belleza vocal y por la trascendencia de los auditorios donde el sonido puede reverberar incomparablemente alcanza un cielo donde las nubes son siempre diferentes y siempre iguales. El mensaje religioso, en este sentido, se consigue transmitir plenamente.

Ahora viene el momento de comentar el misterio de esta música. Toda la música suele ser facilmente, reconocible como "hija" de un tiempo y un lugar. Sin embargo esta música se acerca a una especie de abstracción mayor. Es fácil asociarla a lo religioso, pero se hace dificil su vínculo con un tiempo y un lugar...

Monday, September 11, 2006

El objeto musical

Generalmente cuando escuchamos música, ésta no ocupa lugar. No se ve, no está... entonces buscamos lo que se ve, lo que está ... aunque no pasemos de una plancha ...

Así que, al final, la escucha musical acompaña a nuestras tareas domésticas. Supongo que de esta manera las camisas quedan mejor, pero a costa de planchar nuestras orejas.

Amigo, cuando escuches música, quédate quieto o baila, pero si tu cuerpo se acaba aburriendo dile que te obedezca y que se concentre en la música. Esto puede durar un minuto o una hora. Puede ser poco o mucho tiempo. Recuerda que la música es una de las maneras de medir el tiempo.

Claro, claro tu me dices que soy un "snob". Si lo soy. Me gusta planchar en silencio...