Wednesday, August 23, 2006

El inicio de la música moderna

Designar un momento concreto como la frontera temporal entre un periodo de la historia y otro tiene algo de injusto. Aunque también puede inspirarnos para comprender mejor la evolución de los acontecimientos.

Boulez marcaba el comienzo de la música contemporánea con el principio del “Preludio a la siesta de un fauno” de Debussy. No cabe duda de que la melodía de flauta de este preludio es muy diferente a la música anterior. Su cromatismo nos introduce en el mundo atonal del S. XX. Y su lirismo en el expresionismo post-romántico.

Designar el principio de un preludio que, además, es una melodía para flauta solista como el inicio de la música contemporánea es muy acertado.

La composición de Debussy es de 1894.

Las Gymnopedies de E. Satie (1888), siendo composiciones menores, suponen una propuesta igual de moderna que la de Debussy. El “Preludio” tiene un comienzo espectacular y es de una belleza exacerbada, pero todavía está bajo la influencia de la música de Wagner.

Satie compone una música nueva. De una transparencia y belleza enormes. La búsqueda de la sencillez y sus referencias a la antigüedad, no se pueden tachar de neo-clásicas sino de modernas. Su vista se dirige tan al pasado que casi, podríamos decir, que la mirada hacia atrás se convierte en un paso hacia el futuro. La música de Satie está tan alejada de la música del S. XIX como cercana al mundo del pop.

El cambio no se encuentra tan solo en los valores estrictamente musicales. La actitud de Satie ante la creación también es distinta. Satie compone la música que quiere. El es quien nos hace oír su música. Esta libertad absoluta se posa sobre su música. Es de una belleza total.

Modesto Mussorgsky es un músico muy peculiar. Su música tiene una fuerza irrefrenable. Carece de la sutileza de alguno de sus compatriotas pero lo compensa con un talento bestial. La música de Mussorgsky está hecha con el corazón y sus aristas representan las heridas del artista moderno.

En algún punto entre estos tres compositores y algún otro encontramos el nacimiento de la música contemporánea cuyo apogeo se da en el S. XX. Wagner representa el fin del romanticismo por lo que no puede ser el comienzo de nada. Los grandes representantes de la música moderna Schoemberg, Stravinsky y Bartók son hijos del final del S. XIX por lo que ellos no pueden ser los padres de la música moderna.

Quizá Schoemberg es el que puede estar más cerca del paternalismo de un tipo de música. El dodecafonismo nace de las consecuencias del cromatismo wagneriano. Pero todo el movimiento serialista es un movimiento importante pero “destructor”.