CDMC 06/07. AUDITORIO 400. 23 de abril. SOLISTAS DE LA ORCAM Y CORO DE LA CAM. Obras de Juan Jose Falcon.
Temporada del CDMC 2006/07. 23 de abril de 2007. 19:30. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Auditorio 400. Solistas de la Orquesta de la Comunidad Autónoma de Madrid. Coro de la Comunidad Autónoma de Madrid.
Monográfico Juan josé Falcón Sanabria:
-Entre luz y tinieblas.
-Ibalia.
-Cum palmis et ramis.
-Concomitancia.
-Estrellas radiantes.
-Destellos de lo hondo.
-Laten los corazones.
-Psalmus laudis.
Adjunto unas reseñas de este concierto para seguir en la búsqueda de la Nueva Música. Estos conciertos del Reina Sofía continuan siendo una bendición para los nuevos oídos.
En la primera obra para coro a capella escuchamos unos contrapuntos muy emotivos. Hay que incidir en la extraordinaria sensación de escuchar un forttissimo de un coro en un auditorio en "vivo". Los tímpanos parece que van a estallar y, entonces, sabemos que estamos ante lo real. El sonido real saturando la consciencia. Estas dinámicas de la voz humana son siempre hermosas y emocionantes. En la reseña de la obra hablan de lenguaje innovador, yo no lo he visto, aunque no tenga mucha importancia.
La segunda obra, para flauta y piano, creo recordar que aunaba una indudable calidad técnica en la interpretación con una falta de sentimiento en la misma. Los timbres de estos dos instrumentos generan, juntos, evocadores paisajes musicales, que desgraciadamente no aparecieron en esta interpretación.
La tercera obra, también a capella, pareció una extraña pieza que intentaba mezclar procedimientos de vanguardia como declamaciones, etc. con citas musicales del canto gregoriano ??? Pareció menos interesante que la primera.
En la cuarta obra el, siempre, hermoso efecto tímbrico de un conjunto de vientos-madera no defraudó.
De la quinta pieza podemos extraer la siguiente reflexión: La voz humana en solo es el paradigma de la melodía. No recuerdo quien decía que en la obra musical "había que engancharse a la melodía", frase que denota gramática, puntuación, tema, idea en fin. Pero aquí no lo encontramos (o, quizá no lo descubrimos). La voz va de lo grave a lo agudo y ya está.
En la sexta pieza para piano solo encotramos afilados acordes y quebradas síncopas. Otra vez el grave-agudo; Arpegio+Pedal; Clinck-Clonck...
La séptima obra, otra vez para coro a capella, es una pieza corta de exquisito gusto. Laten, laten los corazones...
Y por último, la octava y última obra para Coro, 4 trompas y timbales. Recuerdo los timbales repitiendo un motivo DO-SOL-LA, sobre el que brillaban las trompas y sobre todo el magnífico coro...
-Entre luz y tinieblas.
-Ibalia.
-Cum palmis et ramis.
-Concomitancia.
-Estrellas radiantes.
-Destellos de lo hondo.
-Laten los corazones.
-Psalmus laudis.
Adjunto unas reseñas de este concierto para seguir en la búsqueda de la Nueva Música. Estos conciertos del Reina Sofía continuan siendo una bendición para los nuevos oídos.
En la primera obra para coro a capella escuchamos unos contrapuntos muy emotivos. Hay que incidir en la extraordinaria sensación de escuchar un forttissimo de un coro en un auditorio en "vivo". Los tímpanos parece que van a estallar y, entonces, sabemos que estamos ante lo real. El sonido real saturando la consciencia. Estas dinámicas de la voz humana son siempre hermosas y emocionantes. En la reseña de la obra hablan de lenguaje innovador, yo no lo he visto, aunque no tenga mucha importancia.
La segunda obra, para flauta y piano, creo recordar que aunaba una indudable calidad técnica en la interpretación con una falta de sentimiento en la misma. Los timbres de estos dos instrumentos generan, juntos, evocadores paisajes musicales, que desgraciadamente no aparecieron en esta interpretación.
La tercera obra, también a capella, pareció una extraña pieza que intentaba mezclar procedimientos de vanguardia como declamaciones, etc. con citas musicales del canto gregoriano ??? Pareció menos interesante que la primera.
En la cuarta obra el, siempre, hermoso efecto tímbrico de un conjunto de vientos-madera no defraudó.
De la quinta pieza podemos extraer la siguiente reflexión: La voz humana en solo es el paradigma de la melodía. No recuerdo quien decía que en la obra musical "había que engancharse a la melodía", frase que denota gramática, puntuación, tema, idea en fin. Pero aquí no lo encontramos (o, quizá no lo descubrimos). La voz va de lo grave a lo agudo y ya está.
En la sexta pieza para piano solo encotramos afilados acordes y quebradas síncopas. Otra vez el grave-agudo; Arpegio+Pedal; Clinck-Clonck...
La séptima obra, otra vez para coro a capella, es una pieza corta de exquisito gusto. Laten, laten los corazones...
Y por último, la octava y última obra para Coro, 4 trompas y timbales. Recuerdo los timbales repitiendo un motivo DO-SOL-LA, sobre el que brillaban las trompas y sobre todo el magnífico coro...