La muerte de Béla Bartók.
Béla Bartók murió el 26 de septiembre de 1945 en Nueva York. Años antes había emigrado desde Hungría huyendo de la situación política de Europa. En varias ocasiones declaró que jamás volvería a su país hasta que no quedara ninguna calle con el nombre de Adolf Hitler o Benito Mussolinni. Sus últimos años transcurrieron bajo grandes penurias económicas y dificultades de todo tipo, sin embargo, rechazó muchas ayudas que le propusieron compatriotas suyos que sabían de la gran categoría que tenía como compositor. Murió de leucemia en un hospital de Nueva York.
Bartók es una de las grandes leyendas del S. XX. Su interés por el folclore le llevó a realizar numerosos viajes junto a su amigo Zoltan Kodaly por toda la región balcánica recopilando todo tipo de músicas de los pueblos de estas tierras. Este interés tuvo gran repercusión en su obra, que incorporó estas influencias de forma orgánica. Mientras los músicos europeos miraban a las vanguardias, Bartók creaba un nuevo lenguaje enormemente original que mezclaba su exquisito dominio técnico con el folclore húngaro. Así las referencias anteriores a estas músicas (Mozart, Brahms, Listz...) quedan muy lejos de la profundidad de la mirada de Bartók.
"...La noche antes de que muriera fui al hospital, después de haber cenado con Péter, porque me sentía agitada. La pasé sentada en un sillón de la habitación. Una enfermera estaba constantemente a su lado y lo observaba mientras yo dormía. Por la mañana, cuando estuve despierta, el doctor Rappaport entró y le dio una inyección a Béla. Intercambió unas pocas palabras con la enfermera y se retiró. Hacia el fin de la mañana llegó Péter con Pál Keckskeméti y su mujer. Sabían que la situación había empeorado. Los Keckskeméti se pararon a los pies de la cama, pero abandonaron la habitación cuando se dieron cuenta de que el final estaba cerca. Béla pasó toda la mañana medio dormido. Alrededor del mediodía la enfermera cubrió su cara, no se por qué, pero cuando él comenzó a respirar pesadamante la descubrió otra vez. Entonces Béla miró sonriente hacia el sillón en donde yo había pasado toda la noche, pero ya no pronunció palabra. Péter tomó su mano derecha; yo tomé la izquierda. Después de un rato su respiración se debilitó, se quedó quieto y murió serenamente con una expresión suave y sonriente en su rostro..." Ditta Bartók. 26. September 1945: Zum 20. Todestag von Béla Batók, en Oesterreichische Musikzeitschrift, vol. 20, 1965, pp. 446-449.
Bartók es una de las grandes leyendas del S. XX. Su interés por el folclore le llevó a realizar numerosos viajes junto a su amigo Zoltan Kodaly por toda la región balcánica recopilando todo tipo de músicas de los pueblos de estas tierras. Este interés tuvo gran repercusión en su obra, que incorporó estas influencias de forma orgánica. Mientras los músicos europeos miraban a las vanguardias, Bartók creaba un nuevo lenguaje enormemente original que mezclaba su exquisito dominio técnico con el folclore húngaro. Así las referencias anteriores a estas músicas (Mozart, Brahms, Listz...) quedan muy lejos de la profundidad de la mirada de Bartók.
"...La noche antes de que muriera fui al hospital, después de haber cenado con Péter, porque me sentía agitada. La pasé sentada en un sillón de la habitación. Una enfermera estaba constantemente a su lado y lo observaba mientras yo dormía. Por la mañana, cuando estuve despierta, el doctor Rappaport entró y le dio una inyección a Béla. Intercambió unas pocas palabras con la enfermera y se retiró. Hacia el fin de la mañana llegó Péter con Pál Keckskeméti y su mujer. Sabían que la situación había empeorado. Los Keckskeméti se pararon a los pies de la cama, pero abandonaron la habitación cuando se dieron cuenta de que el final estaba cerca. Béla pasó toda la mañana medio dormido. Alrededor del mediodía la enfermera cubrió su cara, no se por qué, pero cuando él comenzó a respirar pesadamante la descubrió otra vez. Entonces Béla miró sonriente hacia el sillón en donde yo había pasado toda la noche, pero ya no pronunció palabra. Péter tomó su mano derecha; yo tomé la izquierda. Después de un rato su respiración se debilitó, se quedó quieto y murió serenamente con una expresión suave y sonriente en su rostro..." Ditta Bartók. 26. September 1945: Zum 20. Todestag von Béla Batók, en Oesterreichische Musikzeitschrift, vol. 20, 1965, pp. 446-449.