Tuesday, December 12, 2006

Klangfarbenmelodie

La extraña idea de la melodía de timbres aparece escrita al final del Tratado de Armonía de Arnold Schönberg.

"¡Melodías de timbres! ¡Qué finos serán los sentidos que perciban aquí diferencias, qué espíritus tan desarrollados los que puedan encontrar placer en cosas tan sutiles!

¡Y quién se atreve aquí a aventurar teorías!"

Dos años antes en la tercera de las Cinco piezas para orquesta, op. 16 llamada Farben, Schönberg compone un acorde cuya instrumentación va cambiando suavemente. La impresión es fascinante. El agotamiento de las dimensiones sonoras tradicionales, que Schönberg ya presentía, dan paso a un nuevo territorio. El espacio y el tiempo ya no se miden con las mismas escalas. Los colores son un intento de abrir la dimensión tímbrica desde sus 0,0001 grados. Ni siquiera la finísima inteligencia del austriaco pudo destapar el tarro de las esencias y con esta pieza husmeamos una posibilidad. Hacer melodías de timbres sigue siendo esculpir el humo.

El Klang es una amalgama de timbre, altura y dinámica, pues los oídos finos perciben las diferencias entre timbres iguales y alturas diferentes y cualquiera aprecia las diferencias que las dinámicas ejercen sobre el sonido...

Quizá haya una imposibilidad en el timbre. Un territorio vedado a nuestra inteligencia bidimensional donde lo mayor y lo menor representan la única manera de ordenar el material. Y este material esconde lo redondo, lo suave, lo aterciopelado, lo frío...

Y esta forma de componer el timbre con el instinto puro, husmeando posibilidades, hace de este territorio un territorio para todos. No se compone música, se amasa el material.

"¡Y quién se atreve aquí a aventurar teorías!"

¿Y si este es uno de los caminos posibles? ¿Y si para andarlo tenemos que desarrollar nuevos oidos?

Mmmm...